Desde mi 16 cumpleaños, uno de mis libros perennes de cabecera
tiene por título "¿Cómo se llama este libro?". Y no. No es
que no recuerde el título del libro, es que ese es su título. Toda una
declaración de intenciones que presagia con toda intención la enorme sucesión
de paradojas incluidas en su interior.
[Respuesta]
El autor del libro es Raymond M. Smullyan, nacido en 1919,
según se deduce del prefacio, un personaje que debió ser mago profesional, pero
también vendedor ambulante en tiempos de carencias. Todo estos datos, los doy
con cierta reserva vista la ironía (y el juego de mentiras) del autor.
No sé si el libro se sigue vendiendo pero si es así os lo
aconsejo fervientemente.
Yo - por si acaso - os voy a resumir algunas de sus
maravillosas paradojas.
La primera del libro es una adivinanza que era
extraordinariamente popular cuando él era pequeño, pero que hoy parece menos
conocida.
Un motivo más para recuperarla aquí, en la red.
Dice así:
Un hombre estaba mirando un retrato y alguien le preguntó:
- "¿De quién es esa fotografía?"
a lo que él contestó:
- "Ni hermanos,
ni hermanas tengo, pero el padre de este hombre es el hijo de mi padre".
incluyendo la aclaración de que "El padre de este
hombre" se refiere al padre del que está en la fotografía.
y la evidente pregunta:
-¿De quién es la fotografía que está mirando el hombre?
3 comentarios:
Pues la fotografía no se de quien será, ¿Quien la tomó? ¿Tiene derechos de autor? ¿De donde la ha obtenido el hombre que la mira?…..En fin, que saber de quien es, pues está difícil.
Ahora bien, si con la pregunta se refiere a ¿Quien aparece en la foto? Pues yo, tras pensar tan sólo unos segundos, diría que es el mismo, ¿no?
Vale, reconozco que he pensado poco jaja, es verdad, no he pensado más que unos segundos esta respuesta. Y ello me hace pensar (otra vez, buff, con lo que cansa eso) que no puede ser tan rápida la respuesta, pero me gustaría ver la solución, veuillez…
Por cierto, el libro que comentas, está en La Casa Del Libro por 13,40 euros. 9ª edición.
No lo dudes. Compralo. Cómete el coco solo si el momento ha llegado. Es decir, si te apetece.
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