Hola amigos. Hace doce años escribí una obra de teatro que no intenté dar a
conocer ni nada por el estilo. Tal y como la escribí se quedó en un cajón.
Acaba de materializarse casualmente ante mis narices y se me ha ocurrido
publicarla aquí, en este oasis de comunicación que nunca me ha fallado, para
ver si alcanza tan sólo a uno de vosotros que estáis ahí… ¿Por qué estáis ahí
no?
Bueno, el asunto es que para aumentar la tensión dramática, iré ofreciéndoos
la obra por partes, al mejor estilo cliffhangeriano (aquello de dejar al
espectador literalmente al borde de un acantilado en medio de la trama de la historia).
Hoy vamos con el introito, o para ser menos pedante, la introducción.
LOS PODEROSOS
PERSONAJES: Color
asociado sugerido
Hablador: Hab, Habi, Parlero, Lenguaraz AZUL
Memento: Mem, Memo, MALVA
Soñadora: Sonia AMARILLA
Al
director de escena: Se entiende que cada personaje llevará
asociado su propio color. Esto se refiere tanto al tono dominante de sus ropas
como al foco particular de cada uno de ellos. Se puede contemplar la
posibilidad de que sus vestimentas (mallas por ejemplo) lleven bordadas sus
nombres (Pen, Hab; Mem y Sonia por ejemplo, o incluso más explícito; Pensadora,
Hablador, Memento y Soñadora).
INTROITO
Se abre el telón; el escenario, a oscuras, se
ilumina paulatinamente hasta alcanzar una débil penumbra que descubre cuatro
cubos de unos dos metros de lado coloreados con marchamos referentes a destinos
exóticos. Son indudablemente cajas de transporte marítimo. Lo raro, aquí, es
que están ocupados – “habitados”- por sendas sombras humanas que, al parecer,
están a punto de despertarse. El suelo está oculto bajo una leve capa de humo.
INTRODUCIR
AQUÍ UNA VOZ EN OF CON UNA MÚSICA DE FONDO SUGERENTE; Ténèbres de
Marc Gasca sería bastante adecuada.
Voz en
off: La historia que estáis a punto de creeros – por el mero hecho de escucharla
- no deja de presentar ciertas
inverosimilitudes de las que no tardareis en desprenderos. (pausa) Os tengo que rogar que abráis todo el potencial
de vuestras mentes. (pausa, serio) ¡Pensad!. Pensad en lo que sería de vuestras vidas si todo aquello en
lo que pensáis cobrara vida, si todo aquello en lo que pensáis se hiciera real
por el mero acto de pensarlo. (más alegre, más cercano, señalando a varios del
público) ¡Piensa!. Piensa lo que
sería de tu vida si pensar fuese tu mayor peligro, el mayor castigo, la mayor
amenaza de tu vida. Piensa en lo que ocurriría si tuvieses el poder de
conminar, de exhortar tus pensamientos para que nacieran real y efectivamente.
¿Qué ocurriría si el proceso que todos conocéis se invirtiera por algún
capricho de la evolución?. Si en vez de pensar en cosas que se perciben se
percibieran cosas que se han pensado. Veo que dudáis; otra forma de
pensamiento. (didáctico) Os pondré un ejemplo: el
ejemplo real que se nos impone ante la desgracia de los protagonistas de esta
obra de teatro. Veámoslo: Las personas que estáis a punto de conocer tienen el
poder... o la maldición de invocar – bien sus pensamientos, bien sus palabras,
bien sus sueños o bien su memoria –. Cuando digo “invocar”, me refiero a la
capacidad de convertir esos entes abstractos de la mente (pensar, hablar, soñar
o recordar) en realidades que cualquiera de nosotros puede comprobar o
contrastar. ¿Pero quienes son ellos? : Hablador, Hab, posee la ciencia de
convocar el sentido de sus palabras, de transformarlas en realidad. Esto es;
Hab dice que existe un cerdo verde e inmediatamente aparece un cerdo verde en
el universo. No os equivoquéis. No es que haya “creado” un cerdo verde al
hablar de él sino que al hacerlo, resulta que el cerdo es, ha sido y siempre
fue. Existía de toda la vida. Darwin registró en su día que el proceso de la
creación había incluido al pobre cerdo en sus planes más remotos y Noe lo había
transportado en su arca con los demás animales. En realidad el tal cerdo puede
ser estudiado. Es más: sus características e idiosincrasia estarán
perfectamente descritas en cualquier enciclopedia medianamente decente. Si Hab
el hablador “dice” algo de un cerdo verde, convierte inmediatamente sus
palabras en realidad y cualquiera de vosotros juraría y perjuraría que sabe de
toda la vida que los cerdos verdes son mamíferos verdes que surcan los cielos
desde tiempos inmemoriales. ¡Cualquier cosa que diga Hab el hablador existe por el mero hecho de haberlo
pronunciado! ¿Me entendéis? ¿Y que
ocurriría si no contentos con esta sencilla aptitud de dar vida a la palabra,
existieran personas como Pen la Pensadora, capaz de convocar a la realidad todo
aquello en lo que piensa? ¿O Memento, la que genera, convoca o hace nacer todo
aquello que recuerda? ¿O Sonia, la que da luz a la vida para todas las cosas
que sueña? Sonia la soñadora... Pues bien. Esto es precisamente lo que nos
ocupa en este preciso teatro (declamando), ¡el teatro de la vida!, ... (dudando) ¿ no es así como lo llaman?
Un rayo de
luz blanca y mortecina destaca el cubo de encima (el orden es indiferente)
dentro del cual se incorpora un hombre joven y desaliñado sobre un rudo y no
menos presentable camastro. Su cubículo ahora desvelado a la atención del
público se nos muestra precariamente acogedor – como demostrarán serlo los
demás en mayor o menor medida -; una
caja a modo de mesilla de noche, un sobrio catre aunque con una bonita manta de
colores, una silla pequeña, una tela para cubrir el lado abierto de la “vivienda”.
PRIMER
ACTO
... seguirá
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