sábado, 17 de octubre de 2015

Los poderosos - Introito


Hola amigos. Hace doce años escribí una obra de teatro que no intenté dar a conocer ni nada por el estilo. Tal y como la escribí se quedó en un cajón.
Acaba de materializarse casualmente ante mis narices y se me ha ocurrido publicarla aquí, en este oasis de comunicación que nunca me ha fallado, para ver si alcanza tan sólo a uno de vosotros que estáis ahí… ¿Por qué estáis ahí no?
Bueno, el asunto es que para aumentar la tensión dramática, iré ofreciéndoos la obra por partes, al mejor estilo cliffhangeriano (aquello de dejar al espectador literalmente al borde de un acantilado en medio de la trama de la historia).
Hoy vamos con el introito, o para ser menos pedante, la introducción.



                     LOS PODEROSOS





PERSONAJES:                                                  Color asociado sugerido



Pensadora: Pen, Peni                                                        Roja
Hablador: Hab, Habi, Parlero, Lenguaraz                         AZUL



Memento: Mem, Memo,                                                      MALVA

Soñadora: Sonia                                                                  AMARILLA



         Al director de escena: Se entiende que cada personaje llevará asociado su propio color. Esto se refiere tanto al tono dominante de sus ropas como al foco particular de cada uno de ellos. Se puede contemplar la posibilidad de que sus vestimentas (mallas por ejemplo) lleven bordadas sus nombres (Pen, Hab; Mem y Sonia por ejemplo, o incluso más explícito; Pensadora, Hablador, Memento y Soñadora).



                                               INTROITO



Se abre el telón; el escenario, a oscuras, se ilumina paulatinamente hasta alcanzar una débil penumbra que descubre cuatro cubos de unos dos metros de lado coloreados con marchamos referentes a destinos exóticos. Son indudablemente cajas de transporte marítimo. Lo raro, aquí, es que están ocupados – “habitados”- por sendas sombras humanas que, al parecer, están a punto de despertarse. El suelo está oculto bajo una leve capa de humo.

INTRODUCIR AQUÍ UNA VOZ EN OF CON UNA MÚSICA DE FONDO SUGERENTE; Ténèbres de Marc Gasca sería bastante adecuada.

Voz en off: La historia que estáis a punto de creeros – por el mero hecho de escucharla -  no deja de presentar ciertas inverosimilitudes de las que no tardareis en desprenderos. (pausa) Os tengo que rogar que abráis todo el potencial de vuestras mentes. (pausa, serio) ¡Pensad!. Pensad en lo que sería de vuestras vidas si todo aquello en lo que pensáis cobrara vida, si todo aquello en lo que pensáis se hiciera real por el mero acto de pensarlo. (más alegre, más cercano, señalando a varios del público) ¡Piensa!. Piensa lo que sería de tu vida si pensar fuese tu mayor peligro, el mayor castigo, la mayor amenaza de tu vida. Piensa en lo que ocurriría si tuvieses el poder de conminar, de exhortar tus pensamientos para que nacieran real y efectivamente. ¿Qué ocurriría si el proceso que todos conocéis se invirtiera por algún capricho de la evolución?. Si en vez de pensar en cosas que se perciben se percibieran cosas que se han pensado. Veo que dudáis; otra forma de pensamiento. (didáctico) Os pondré un ejemplo: el ejemplo real que se nos impone ante la desgracia de los protagonistas de esta obra de teatro. Veámoslo: Las personas que estáis a punto de conocer tienen el poder... o la maldición de invocar – bien sus pensamientos, bien sus palabras, bien sus sueños o bien su memoria –. Cuando digo “invocar”, me refiero a la capacidad de convertir esos entes abstractos de la mente (pensar, hablar, soñar o recordar) en realidades que cualquiera de nosotros puede comprobar o contrastar. ¿Pero quienes son ellos? : Hablador, Hab, posee la ciencia de convocar el sentido de sus palabras, de transformarlas en realidad. Esto es; Hab dice que existe un cerdo verde e inmediatamente aparece un cerdo verde en el universo. No os equivoquéis. No es que haya “creado” un cerdo verde al hablar de él sino que al hacerlo, resulta que el cerdo es, ha sido y siempre fue. Existía de toda la vida. Darwin registró en su día que el proceso de la creación había incluido al pobre cerdo en sus planes más remotos y Noe lo había transportado en su arca con los demás animales. En realidad el tal cerdo puede ser estudiado. Es más: sus características e idiosincrasia estarán perfectamente descritas en cualquier enciclopedia medianamente decente. Si Hab el hablador “dice” algo de un cerdo verde, convierte inmediatamente sus palabras en realidad y cualquiera de vosotros juraría y perjuraría que sabe de toda la vida que los cerdos verdes son mamíferos verdes que surcan los cielos desde tiempos inmemoriales. ¡Cualquier cosa que diga Hab el hablador  existe por el mero hecho de haberlo pronunciado! ¿Me entendéis?  ¿Y que ocurriría si no contentos con esta sencilla aptitud de dar vida a la palabra, existieran personas como Pen la Pensadora, capaz de convocar a la realidad todo aquello en lo que piensa? ¿O Memento, la que genera, convoca o hace nacer todo aquello que recuerda? ¿O Sonia, la que da luz a la vida para todas las cosas que sueña? Sonia la soñadora... Pues bien. Esto es precisamente lo que nos ocupa en este preciso teatro (declamando), ¡el teatro de la vida!, ... (dudando) ¿ no es así como lo llaman?

 Un rayo de luz blanca y mortecina destaca el cubo de encima (el orden es indiferente) dentro del cual se incorpora un hombre joven y desaliñado sobre un rudo y no menos presentable camastro. Su cubículo ahora desvelado a la atención del público se nos muestra precariamente acogedor – como demostrarán serlo los demás  en mayor o menor medida -; una caja a modo de mesilla de noche, un sobrio catre aunque con una bonita manta de colores, una silla pequeña, una tela para cubrir el lado abierto de la “vivienda”.
                                              
                                      PRIMER ACTO

... seguirá

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