miércoles, 21 de octubre de 2015

Los Poderosos - ACTO III


Y como siempre, después del ACTO II viene el

TERCER ACTO


MEMENTO


         Destacada en mitad del escenario, Soñadora intenta despertar a Memento tirado al pie de su cubículo.

         Soñadora: ¡Despierta maldito capullo! ¿No ves que van a despertarse de un momento a otro?, ¿Quieres que te vean otras vez en este deplorable estado?, ¿Es que no sabes lo que podría ocurrir si llegaran a la conclusión de que no sirves para el Plan, que no encajas en el Gran Diseño de Las Cosas?


         Memento: Pues si te digo la verdad, no recuerdo nada ni tengo idea de lo que me estás contando.


         Soñadora: ¡Qué no recuerdas... maldita sea imbécil!, tienes un don, un poder, el de recordar... (a un gesto nervioso de Mem agarrándose a su brazo) si, si, ya sé, el de dar vida a tus recuerdos. (rogando) Y lo único que se te ocurre para evitar tus responsabilidades es colocarte a todas horas, incluso tan tempranas como esta. ¿No crees que deberías encararte como un hombre a esa fuerza que habita en ti e intentar domeñarla?


         Memento (riendo pedo): Ha, ha, ha. ¿Cómo voy a encararme a nada si no recuerdo a qué? (enfadado) ¿Y además, qué me estás diciendo? ¿Yo qué se? ¿Qué se yo de nada si nada he pedido ni quiero estar aquí?


         Soñadora (cariñosa): ¿Qué...qué quieres decir con que no quieres estar aquí?.


         Memento (pasao de tó): ¿Pues que crees que quiero decir? Que me gustaría no haber nacido.


         Soñadora (asustadísima): ¡Por Dios Mem, por Dios qué dices!, ¿no ves el peligro en el que te pones al decir esas estupideces?


         Memento (divertido): Tranquila tronca, tranquila... ¿Por quién m´as tomado, por Hab el Parlanchín? ¿Crees de verdad que si digo que no quiero vivir, voy a morir, a no existir?


         Soñadora: Y yo que sé. Solo te digo que no tientes el destino.


         Memento: El destino. Si. El que hacemos nosotros cuatro. O eso creemos. ¿Te digo una cosa Sonia?


         Soñadora: Dime.


         Memento: Yo creo que es el Destino el que nos hace a nosotros, el que hace que creamos que tenemos poderes y que creamos que funcionan. Cuando recuerdo algo, curiosamente, siempre es algo que ha ocurrido. Por ende llegamos todos a la conclusión de que todo lo que recuerdo se crea. Ese es mi Poder. Pero pregunto. ¿Y si fuera tan sencillo como esto?; que todo lo que recuerdo es porque efectivamente ocurrió y da la casualidad de que solo lo recuerdo cuando parece que no existía y que si lo hace es gracias a mí?. ¿Me sigues?


         Soñadora: Te sigo.


         Memento: Pues mira, todo esto me parece una chorrada. Además  no me acuerdo muy bien de que estaba hablando, pero no importa; Ahora si creo recordar que Memento y Hablador dilucidaron precisamente sobre este particular y llegaron a la conclusión de que no importaba si estaba antes el huevo o la gallina.


         Soñadora (apesadumbrada): Ya estás delirando otra vez. ¿Qué coño te has metido en las venas?


         Memento: Disculpa cariño. No sueñes con cosas raras por favor. ¡Que sepas que no me meto nada en las venas a estas horas tan tempranas! Más tarde ya se verá. Tengo que mantener este grado de estupidez supina mientras pueda, no vaya a ser que recuerde algo indebido. Siempre creo que algo hay que no debo recordar y a ello me aplico tomando todas las medicinas necesarias.


         Soñadora (enfadada): ¡Medicinas dices! Sabes muy bien, maldito cabrón, que son drogas con las que te estás destrozando las putas neuronas. ¿Es qué te da igual lo que yo sienta? ¿No sabes que te quiero y que no me gusta verte convertido en un vegetal inexpresivo y ausente?


         Memento (irónico): Solo te pido que ni lo sueñes amiga mía. ¡He, he! (serio) Pero no soy un vegetal. Solo mantengo a raya algunos recuerdos que no conviene despertar. Además... además recuerdo, si, recuerdo que algo así me dijo Pensadora.


         Pensadora sale disparada violentamente de su cubículo hacia Memento.


         Pensadora (visiblemente afectada): ¿Pero seréis capullos?, ¿No tendré bastante con las irreflexivas palabras de Hablador como para tener ahora que soportar tus alocados recuerdos? ¿Qué diablos recuerdas que te dije? ¡Menudo dilema me planteas!; ¿Te lo dije realmente antes de que lo recordaras o recuerdo que te lo dije porque pienso que lo recuerdas? (pausa para que lo asimile el público si puede).


         Memento (cansino): ¿Es que importa realmente?

         Pensadora: ¿Cómo?


         Memento: Ya me has oído. ¿Te importa realmente o haces el paripé para que me dé por enterado que te das cuenta de la situación?. Además, ya hemos quedado en que lo de menos es la causalidad.


         Pensadora (aparentemente enfadada): Perdona pero creo que no te entiendo.


         Soñadora (desconcertada): ¿De qué va esto Pen?


         Memento (cínico): Está bien Sonia no te preocupes, seguiré su juego. (a Pensadora) Pero no creas que no me doy cuenta de que intentas distraerme para que vuelva al reino del olvido en el que te empeñas confinarme. Intuyo por lo demás que debes tener una buena razón ya que me atormenta el solo hecho de acercarme al menor de mis recuerdos... (dudando) Sé que hay algo que no debo recordar... pero no recuerdo ahora...

Pensadora (cortante, preocupada y concentrada): ¿Y la causalidad?

         Memento: ¿El qué? Ah, si... la causalidad... es...


         Pensadora (liando un porro): ¿Es?


         Soñadora (molestando a Pensadora, impidiéndole liar el porro): Oye capulla, ¿se puede saber que haces?


         Pensadora (liando el porro a pesar de todo): Déjame en paz Sonia. Sé lo que hago. (zalamera) Mem, querido, ¿lo de la causalidad... ?


         Memento (desconcertado por la pelea de las chicas): Eh, si... si sí. Lo que quería decir es que da igual que yo recuerde realmente algo que me hayas dicho o que tú hayas pensado que yo lo recordaba. El resultado evita la causa. No importa la causa de todo lo que hagamos puesto que lleva a un hecho que es el que realmente importa. Por ejemplo...


         Pensadora (más confiada y tendiéndole un porro que estaba liando): Si, por ejemplo.


         Memento (algo más amuermado tras la primera calada): Eh, esto... si, por ejemplo...


         Soñadora (mosqueada): Oye Pen, ¿me parece que ya está bien no? ¿Qué mosca te ha picado?, ¿Quieres dejarlo en paz?


         Pensadora (cortante): Haz el favor de no meterte Sonia. El chico necesita relajarse un poco, eso es todo. No seas borde, (mirando al público cómplicemente) un porro no hace daño a nadie que yo sepa. (dirigiéndose a Memento) ¿no es cierto?.


         Memento (bastante abobado): Heee, sssi, no hace... (dándole la risa) he, he, he...


         Pensadora: Bueno, pues termina con lo que decías de la causalidad.


         Memento (claramente afectado): Decía... digo... dije


         Soñadora (enfadada): ¡Ya!, ¡dirás, diremos, dilucidaremos!


         Memento (completamente apalurdado, dándole la risa): He, he, he, eso, diluceramedos.


         Soñadora (a Pensadora): ¡Bien!, estarás contenta. Mira Pen, no sé cual es tu juego pero te aseguro que no me gusta nada, nada, pero que nada. Te estas pasando con Mem y no creo que vaya a tolerarlo nunca más. Tus actos desconsiderados están afectando de un modo peligrosísimo a mi subconsciente. ¿Qué crees que ocurriría si esta noche soñara contigo? (amenazadoramente) O más exactamente; ¿si soñara en que no eras más que un sueño?.


         Pensadora (más amenazadoramente): No pienso que lo hicieras cariño mío. Eso no sería bueno para nadie ¿verdad?


         Soñadora (retadora): Ni sueñes en pensarlo amor..., que yo no pensaré soñarlo.


         Pensadora (mosqueada): ¡Bien!


         Soñadora (mosqueada también): ¡Bien!




                                      CUARTO ACTO


                                      HABLADOR (el obrero)

seguirá

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