Me
parece gracioso que la gente me clasifique de freaky (friki según la RAE) por
mi afición a los viajes temporales. Me parece gracioso porque, aun sin
pensarlo, esa misma gente es la que utiliza los viajes temporales para analizar
y comparar sus vidas con las de los demás.
Me
refiero al hecho de que las distintas generaciones que cohabitan en un mismo
tiempo se suelen englobar en una sola por aquello de la coincidencia temporal.
Como mucho, reducirán estas numerosas generaciones a las manidas generalizaciones
acotadas bajo los nombres de niñez, juventud, madurez y vejez.
Sé que
también voy a generalizar pero es necesario para explicarme debidamente.
Las
distintas generaciones que viven en el mismo tiempo a las que me refiero suelen
ser unas ochenta más o menos. ¿A cuales me refiero?
Dado
que la media de vida (en nuestro entorno social) es de unos ochenta años, se
puede decir que – si dividimos a la gente que nos rodea por año de nacimiento –
tenemos unos ochenta sub grupos. En realidad deberíamos incluso dividir más las
edades para ser rigurosos. Hasta el infinito para ser matemáticos. Por eso
avisaba de que iba a seguir incurriendo en una generalización. Pero convendréis
conmigo en que es más acertado (tiene menos píxeles) dividir a la gente que nos
rodea por año de nacimiento, mejor que en tan solo los cuatro sub grupos que
van de la niñez a la vejez.
¿Y
porqué creéis que me preocupa ahora
dividiros en más o menos sub grupos?
No
dejan de ser generalizaciones bastante absurdas, como las de las razas humanas
por ejemplo. Dada mi vocación hacia la igualdad universal parecería que se me
ha ido la olla.
Todo
puede ser.
Pero el
primer motivo de esta reflexión es en realidad el título del blog: Cronoviajes.
Vemos
que el tema se ajusta en alguna medida a esos viajes en el tiempo que tanto me
hacen soñar.
El
segundo es la conclusión a la que he llegado de que es necesario separar
exponencialmente las sub clases temporales humanas para permitir que se
entiendan entre ellas.
Hacedme
el favor: cuanto más alejada temporalmente sea la generación del que os habla,
aumentad exponencialmente la distancia empática con él. Daos cuenta de que
vuestras vivencias serán muy distintas si habéis convivido durante el
franquismo o no, durante la república o no… todo lo que no hayáis vivido de
manera parecida os alejará de un modo imperceptible pero seguro.
Y el tercer
motivo es que estoy harto de sufrir continuamente - a lo largo de toda mi vida – los
indiscriminados ataques de gente perteneciente a los demás subgrupos.
Y como
sé que a todos vosotros os habrá pasado, creo que entenderéis perfectamente lo
que voy a explicar ahora. Sobre todo los de las generaciones por encima de los
cuarenta por cierto.
¿No
estáis hartos de que un mocetón (o mocetona) se compare con vosotros
físicamente?
Pero es
que no contentos con ello, también comparan vuestros estilos de vida y se
quejan de que – siendo ellos mucho más agraciados – tienen más derecho que
vosotros a cobrar vuestra nómina, que la van a disfrutar mucho mejor.
Si
juventud supiera, si vejez pudiera…
Deberíamos
compararnos con los demás después de la debida "corrección temporal",
es decir, midiéndonos a la misma edad relativa.
Aqui, Bette
Davis; Jane Fonda y Jennifer Connelly (jóvenes y maduras).
Por
otra parte están los que acaban de tener hijos.
Esos
suelen tener la insoportable convicción de que sus retoños van a ser los genios
supremos esperados por el resto de la humanidad para revelarle los misterios de
la creación.
Nadie
sabe porque debe ser así puesto que las premisas aparentes, los genes paternos,
no presagian ninguna conjunción genética extraordinaria que se plasme en su
descendencia. Pero los padres aseguran a cualquiera que sus hijos son genios,
porque si.
Esto
toca otro punto de las injusticias que debemos padecer los demás.
El de
las previsiones prospectivas, los futuribles o las simples predicciones
irrebatibles puesto que solo el tiempo pone a cada uno en su sitio. Incluso en
política.
En
general, la gente vota y confía en unos políticos por lo que están convencidos
que harán en cuanto se les vote. Incluso son capaces de discutir por ello.
¿Cuántas veces he oído lo de “y ya verás cuando estemos en el poder”?
Sería
estupendo tener una grabadora temporal para ponerles años después sus
convicciones de entonces.
¿Cuánta
gente estaba convencida de que el PP nos iba a salvar de la crisis al día
siguiente de las elecciones? Todavía recuerdo las prisas que había para
anticipar las elecciones…
Volviendo
al tema general, estas generaciones inferiores en madurez se llenan la boca de
las maravillas que van a hacer en la vida. También para ellos me gustaría una
grabadora temporal.
A fin
de cuentas, la grabadora temporal sería aquella que nos permitiera ajustar
todas nuestras vidas en un mismo punto generacional. Esto es: si vas a contarme
lo bien situado que estás para la edad que tienes, o las maravillas que van a
producir tus hijos, pongámonos primero a la misma altura. Compárate conmigo
cuando yo tenía tu edad o veamos como son efectivamente tus hijos cuando tengan
la edad de los míos. No me vendas lo bueno que estás y lo bien que educas a tus
hijos por la simple razón de que la vida te pondrá en tu sitio igual que nos
pone a todos.
Pero
mientras tanto, no te chulees de méritos futuros que aún están por demostrar.
Y por
cierto. Tampoco de los pasados que son indemostrables. Un ardid clásico aquel
de loar los méritos pasados sin dar ninguna prueba de ellos (enséñame fotos de
tu juventud y quizás podamos hablar).
Pero
esto de la inconsistencia de los argumentos, de lo poco científicos que somos a
la hora de exponerlos, hablaremos quizás en otra ocasión.