Solo añado una puntualización al apartado en el que se habla de la energía que requeriría la simple descomposición de un humano de 75 Kg. y que costaría 4,184x1012 J, unos 2 kilotones, es decir una energía del orden de una pequeña bomba nuclear. Este dato se basa en el cálculo inverso a la desintegración. Es el cálculo de la energía de cohesión de las células y los átomos entre sí.
En lo que me gustaría abundar aquí es en la originalidad del concepto de teletransportación. Es bien conocida la anécdota de que la inventaron los guionistas de la serie original de Star Trek (1966) por la falta de medios técnicos y económicos inherentes a ese tipo de series de ficción.
Pero como siempre, una vez lanzada la idea, la costumbre de oír sobre ella le acaba dando rango de normalidad. Así que muchos años después surgió la sugerente película de ciencia ficción (1994) Stargate en la que los tele transportes tipo ascensor del Enterprise se transformaban en verdaderos portales, o puertas, de las estrellas.
En lo que me gustaría abundar aquí es en la originalidad del concepto de teletransportación. Es bien conocida la anécdota de que la inventaron los guionistas de la serie original de Star Trek (1966) por la falta de medios técnicos y económicos inherentes a ese tipo de series de ficción.
Pero como siempre, una vez lanzada la idea, la costumbre de oír sobre ella le acaba dando rango de normalidad. Así que muchos años después surgió la sugerente película de ciencia ficción (1994) Stargate en la que los tele transportes tipo ascensor del Enterprise se transformaban en verdaderos portales, o puertas, de las estrellas.
Pero unos años antes (1989) fue cuando surgió la idea original de estos portales de velocidad infinita, de transferencia instantánea, en la maravillosa serie de novelas de Dan Simmons: la saga de Hyperion.
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