sábado, 27 de marzo de 2010
De cómo el poder nos persigue
Y deberíamos.
Las pegan a todo lo que se vende y poseen la propiedad de ser rastreables por cualquier sistema informático sofisticado (como el de los servicios de espionaje por ejemplo). Resulta que la información que llevan se emite en forma de radiofrecuencia específica de manera que ‘alguien’ puede relacionar ese microchip específico con el número de tarjeta de crédito que ha comprado el producto al que se le había adherido. Si. Los RFID (Radio Frequency IDentification) o tarjetas transpondedoras llevan una microantena conectada al microchip.
A través de los RFID nos pueden rastrear prácticamente a cualquier sitio al que vayamos.
Lo que debéis entender es que este microchip no es inocente. Los grandes almacenes han alterado su función principal, pero esto era previsible. En realidad, en origen fue concebida por una empresa que pertenece a un tal Alex Mandel, cuyo tío es uno de los directores de la NSA, ¡la agencia de espionaje americana! Si a esto añadimos que Alex Mandl fue el administrador de la sociedad IN-Q-TEL que estaba financiada por la CIA, quizás os hagáis alguna pregunta más… IN-Q-TEL se ocupa de criptografía y de seguridad en Internet para el gobierno norteamericano. Esta empresa también crea e investiga en nuevas tecnologías para las agencias gubernamentales, CIA, NSA, FBI… ¿curioso no?
A partir de ese momento, el chip RFID pasó al gran mercado. Peor aún. Se está implantando poco a poco en nuestras costumbres con un objetivo evidente a corto término: reemplazar el DNI. En un futuro no muy lejano tendremos todos un chip subcutáneo con nuestras informaciones principales: identidad, estado civil, permiso de conducir, tarjeta de la seguridad social, y todo lo que se le querrá incluir. Remplazarán nuestras tarjetas bancarias, nuestros informes de salud, todo. Ya está en marcha en realidad. En algunos centros médicos, todavía con el acuerdo del paciente, e incluso en ciertas discotecas que no autorizan el acceso VIP más que a los que lleven su microchip. Las generaciones futuras crecerán con esta herramienta, considerándola normal, considerando incluso que aquellos que no la lleven formarán parte de la ‘masa paria’.
Y si. El microchip famoso que se implanta detrás de la oreja de vuestros perros es en efecto un chip RFID. ¿Buena idea no os parece? Ya se puede rastrear al dueño siguiendo a su perro por una pantalla.
(trad. Les arcanes du chaos - Maxime Chattam) Aqui tenéis más sobre la esencia del poder y aqui sobre las agencias que nos vigilan.
lunes, 22 de marzo de 2010
De cómo los poderosos nos manipulan:
Grandes dinastías dominan el mundo. El clan Kennedy, claro. La fortuna Kennedy se fraguó gracias al alcohol del negocio del padre Joseph P. Kennedy. El negocio del alcohol en plena ley seca estadounidense, claro está. Pero también el Bush. ¿Sabéis que el abuelo Prescott Bush mantenía negocios con los nazis? Fue nombrado director general de la ‘Union Banking Corporation’, el banco de la familia alemana Thyssen… los financieros de Hitler. Así que el abuelo Bush se fue a Polonia a finales de los años 30 para supervisar los trabajos de una mina en la que trabajaban como esclavos los deportados del campo de Auswitz.
Prescott Bush (el abuelo y padre de los presidentes) se casó en 1919 con la hija del banquero George Herbert Walker. De aquel matrimonio nació George H. W. Bush por lo que podéis deducir que la H. W. es precisamente de Herbert Walker. el abuelo de George H. W. Bush y el bisabuelo de George W(alter) Bush.
Prescott Bush estudió en Yale y es reconocido oficialmente como miembro de los Skull and Bones.
El libro narra que en 1922 —en los comienzos del nacional-socialismo— el empresario en transporte ferroviario W. Averell Harriman viajó a Berlín y se entrevistó con la familia Thyssen para proponerle la fundación de un banco germano-estadounidense. Los Thyssen ya eran los dueños, tras bambalinas, de varias instituciones financieras que les permitían transferir su dinero de Alemania a Holanda, y de allí a Estados Unidos.
Estos bancos eran el August Thyssen Bank, con sede en Berlín; el Bank voor Handel (Países Bajos) y la Union Banking Corporation (Nueva York).
A inicios de la década del 20, uno de los miembros de esa familia, Fritz Thyssen —autor del libro I Paid Hitler (Yo financié a Hitler)— aportó 25 mil dólares al recién constituido Partido Nacional Socialista Alemán, llegando a convertirse en el primero y más importante financiero del Führer en su ascenso al poder.
Según los autores de la citada obra, Thyssen estaba fascinado por Hitler: "Me di cuenta de su talento de orador y de su capacidad de dirigir a las masas. Sin embargo, lo que más me impresionó era el orden que reinaba durante sus mítines, la disciplina casi militar de sus seguidores."
Así, en 1931, Thyssen se afilia al Partido nazi y se convierte en uno de los hombres más poderosos de la maquinaria de guerra.
Por aquel entonces, este magnate presidía la German Steel Trust, consorcio de la industria del acero fundado por Clarence Dillon, uno de los hombres fuertes de Wall Street. Un colaborador de confianza de Dillon era Samuel Bush, padre de Prescott, abuelo de George Senior y bisabuelo de George Junior, actual Presidente de Estados Unidos.
En 1923, Harriman y los Thyssen decidieron crear el banco, y designaron como presidente a George Herbert Walker, suegro de Prescott. Posteriormente, en 1926, crearon la Union Banking Corporation (UBC) y pusieron al frente de ella al señor Prescott Bush. Ese mismo año, fue nombrado también vicepresidente y socio de la Brown Brothers Harriman. Ambas firmas permitían a los Thyssen enviar su dinero desde Alemania hacia Estados Unidos, vía Holanda.
"Aunque un gran número de otras sociedades ayudaron a los nazis (como la Standard Oil y el Chase Bank de Rockefeller, así como grandes constructores de automóviles norteamericanos), los intereses de Prescott Bush fueron mucho más profundos y siniestros", escribe el economista norteamericano, Victor Thorn.
Añade Thorn que "la UBC se convirtió en vía secreta para el amparo del capital nazi, pues salía de Alemania hacia Estados Unidos, pasando por los Países Bajos. Y cuando los nazis tenían necesidad de renovar sus provisiones, la Brown Brothers Harriman volvía a mandar sus fondos directamente hacia Alemania".
Por tanto, la UBC recibía el dinero desde los Países Bajos y la Brown Brothers Harriman lo reenviaba. ¿Y quién formaba parte de la dirección de estas dos compañías? Prescott Bush en persona, el primer blanqueador de dinero de los nazis.
Tarpley y Cheitkin explican en su obra que: "De esta forma una parte importante de los cimientos financieros de la familia Bush fue constituida mediante su apoyo y ayuda a Adolfo Hitler. Por tanto, el actual Presidente de Estados Unidos, así como su padre (ex Director de la CIA, ex Vicepresidente y ex Presidente), llegaron a la cumbre de la jerarquía política norteamericana gracias a que su abuelo y padre, su familia en general, ayudaron financieramente y alentaron a los nazis".
Un tiempo después, en octubre de 1942, las autoridades estadounidenses incautaron los fondos bancarios nazis de la UBC, de Nueva York, cuyo máximo directivo era Prescott. La firma fue denunciada "como entidad financiera y comercial colaboradora del enemigo" y todos sus haberes resultaron incautados.
Posteriormente, el Gobierno norteamericano ordenó también la incautación de otras dos sociedades de primera fila, dirigidas por este señor por cuenta de la sociedad bancaria Harriman: la Holland-America Trading Corporation (Sociedad de comercio holandesa-norteamericana) y la Seamless Steel Equipment Corporation (Sociedad de Equipos de Acero).
Luego, el 11 de noviembre de 1942, otra sociedad dirigida por Bush y Walker, la Silesian-American Corporation, fue embargada por la misma Ley sobre el comercio con el enemigo.
No obstante, en 1951, se levantó el embargo y el emprendedor hombre de negocios recuperó un millón y medio de dólares que destinó a nuevas inversiones que, a la larga, engrosaron el patrimonio de la familia Bush.
A esto habría que añadir un resumen de un grupo de expedientes pertenecientes a los servicios de información holandeses y norteamericanos que confirman "los lazos directos entre Prescott Bush, la familia alemana Thyssen y las ganancias de muerte sacadas por un grupo de familias ricas norteamericanas de la Segunda Guerra Mundial.
Tarpley y Chaitkin afirman que "el gran crac financiero de 1929-1931 conmovió a Norteamérica, Alemania y a Gran Bretaña, debilitando a sus respectivos gobiernos. Asimismo volvió muy diligente a Prescott Bush, más deseoso aún de hacer todo lo necesario para guardar su nuevo puesto en el mundo. Fue durante esta crisis que algunos anglo-norteamericanos adinerados apoyaron la instalación del régimen hitleriano en Alemania."
En resumen, los autores de Una biografía indeseable, afirman categóricamente: "La fortuna de la familia del Presidente surge como resultado de su apoyo incondicional al proyecto político de Adolfo Hitler" .
La UBC, dirigida por Prescott Bush, y en cooperación estrecha con la entidad German Steel Trust, de Fritz Thyssen, intervino en el surgimiento, preparación y financiamiento de la maquinaria de guerra nazi, a partir de la construcción de blindados, aviones de combate, cañones y explosivos.
domingo, 21 de marzo de 2010
Que bello es vivir
Pero a quién queremos rendir homenaje con estas líneas es a Philip Van Doren Stern y a Frances Goodrich, los guionistas de la película.
Philip Van Doren Stern, nació con el siglo 20. Bueno, unos meses antes, el 10 de septiembre de 1900. O séa, 3 meses antes del nuevo siglo (que empezaba en 1901). Pero a lo que vamos: además de guionista de ‘qué bello es vivir’, era escritor e historiador de la guerra civil americana. De hecho, el guión de esta película se inspiró en su cuento corto ‘El mayor don’ (The greatest gift - 1943). Como Stern no encontraba editor, se le ocurrió mandarle unas 200 copias a todos sus conocidos en forma de tarjetas navideñas (en navidad de 1943). Una de estas tarjetas cayó en las manos del productor de la RKO David Hempstead. Éste se la enseñó a Cary Grant que se mostró enseguida dispuesto a protagonizar el cuento. La RKO le pagó entonces a Stern 10.000 dólares de vellón por los derechos de autor. ¡Un buen (des)cuento de navidad!
En cuanto a Frances Goodrich, actriz y guionista, mujer y colaboradora de Albert Hackett (ambos en la foto adjunta), sin duda tuvo un papel importante en la adaptación final del cuento de Stern al guión definitivo de la película.
Lo que es muy curioso es que ambos guionistas, Frances y Stern, murieron exactamente el mismo día, el 29 de enero de 1984, ella con 93 años y el con 83.
Me da la sensación de que se le da demasiada importancia a la parte técnica de los efectos especiales en el cine actual. Por eso es por lo que me gustaría resaltar el impactante efecto especial aplicado a la mandíbula de James Stewart;
Cuando James Stewart toca fondo y no ve salida alguna a la terrible situación financiera en la que se encuentra, un ciudadano que le culpa de la perdida de sus ahorros, le da un puñetazo en la cara. A partir de entonces, a James se le ve claramente una herida en la comisura de la boca. Cuando Stewart formula su deseo de no haber nacido a su ángel de la guarda - en un prodigioso cambio de plano sin solución de continuidad - desaparece la herida de la boca (así como su sordera de niñez). A mi me parece que esto es un detalle sencillísimo pero genial para hacernos ver que, como no ha nacido, nadie le dió ningun puñetazo (ni cayó al lago helado para salvar a su hermano). Y lo maravilloso, a la vez que impactante y eficaz, es que se trata de un efecto especial baratísimo y muy, pero que muy, agradecido.
lunes, 15 de marzo de 2010
Green zone - distrito protegido (v. reducida)
Vaya por delante que para un consumidor inmoderado de celuloide como yo, la cinta de Green es bastante aceptable. Quiero decir que desde el punto de vista de la tensión, los tiros y otras freakadas en la delgada línea roja (que no me gustó) de las insuperables ‘black hawk derribado’ de Ridley o ‘la chaqueta metálica’ de kubrick, me lo pasé bomba;).
Y aquí va la crítica de verdad.
El guión es de Brian Helgeland...
El guión real del green (de golf) es el siguiente:
Personajes:
Matt Damon = soldado americano = pueblo americano
Amy Ryan = periodista = prensa americana
Greg Kinnear (el que hacía de padre de Little Miss Sunshine) = agente de Washington = Casa Blanca (J. W. Bush)
Jason Isaacs = teniente coronel Briggs = brazo armado de la casa blanca (de Bush).
Brendan Gleeson = agente de la CIA = la CIA
viernes, 12 de marzo de 2010
Green zone - distrito protegido
¡ATENCIÓN!: EL QUE NO QUIERA QUE LE DESTRIPE ESTA PELI (GREEN ZONE) QUE PINCHE AQUÍ.
Acabo de ver la peli de Matt Damon y el director Paul Greengrass que curiosamente lleva su nombre: ‘Green ;) zone’ – distrito protegido. Me hace gracia. Una rápida inspección sobre las (buenas) críticas a la película me avisan sobre el error político que estoy a punto de cometer. Bueno, seguro que lo que voy a decir se le ha ocurrido a más de uno.
Vaya por delante que para un consumidor inmoderado de celuloide como yo, la cinta de Green es bastante aceptable. Quiero decir que desde el punto de vista de la tensión, los tiros y otras freakadas en la delgada línea roja (que no me gustó) de las insuperables ‘black hawk derribado’ de Ridley o ‘la chaqueta metálica’ de kubrick, me lo pasé bomba;).
Y aquí va la crítica de verdad.
El guión es de Brian Helgeland...
El guión real del green (de golf) es el siguiente:
Personajes:
Matt Damon = soldado americano = pueblo americano
Amy Ryan = periodista = prensa americana
Greg Kinnear (el que hacía de padre de Little Miss Sunshine) = agente de Washington = Casa Blanca (J. W. Bush)
Jason Isaacs = teniente coronel Briggs = brazo armado de la casa blanca (de Bush).
Brendan Gleeson = agente de la CIA = la CIA
Khalid Abdalla = Freddy el Iraquí = pueblo Iraquí
Pues nada, ya está todo dicho. Si veis la película con el parámetro que os acabo de suministrar entenderéis mucho mejor la historia que nos quieren contar.
La obvia metáfora es la siguiente:
Cuando la Casa Blanca (Bush) ha conseguido convencer - a través de su representante en Irak Greg Kinnear - a la prensa americana (Amy Ryan) de que sí que existen armas de destrucción masiva, un simple soldado (Matti Demonio) se convierte él mismo en abanderado de la investigación periodística. Esto es, el simple soldado se salta todos los protocolos militares y la cadena de mandos para investigar aquello de las armas de Sadam porque algo le huele a chamusquina. Asi que como representante del pueblo americano, debe luchar contra el teniente coronel Briggs que es el brazo armado de Buch. Eso sí, de por medio aparece un simpático agente de la CIA en representación de la engañada agencia americana que le anima en esa lucha por la verdad. Para que quede claro quienes son los malos, el pueblo americano no se mancha las manos en ningún lugar del grass. Para descubrir la verdad, Matti corre detrás de un ex general de póker de Saddam. Pero tiene que llegar a pillarlo antes de que lo haga el malo teniente coronel Briggs que lo quiere matar en nombre de Bush. Así que el simple soldado americano alcanza al malo representante armado de la casa blanca y lo noquea antes de que éste consiga matar al general Iraquí. En ese momento quedan definidos los malos del negro al blanco. El Iraquí malo de la baraja mata en su huída al representante armado de la casa blanca Briggs. El soldado americano bueno (Matt) lo apunta con su rifle con la intención de entregarlo y destapar todo lo de las armas de destrucción masiva. Pero aparece en ese momento el tonto, cojo y despistado pueblo Iraquí y mata a la jota de tréboles. Le explica claramente al soldadito americano que es él el que debe decidir sobre su destino (y sobre qué hacer con sus ex dictadores). Matti se convierte entonces en periodista improvisado (es el único al que vemos escribir en un portátil en una escena que recuerda bastante a ‘el año que vivimos peligrosamente’).
Y ese es el final: el soldadito le entrega un mensaje a la periodista con una lista de ‘copia y pásalo’ a todos los medios de comunicación posibles. La periodista sonríe con cara de inteligencia (de la de verdad, no de la CIA) y comprende que esa es la única forma de verse redimida de la metedura de pata que cometió al creerse (sin contrastar) lo de las armas de destrucción masiva.
Creo que nunca había visto una metáfora tan burda (aunque entretenida) en toda mi vida.
¡Por favor pueblo americano! ¿Cómo es posible que cuando empezasteis la dichosa guerra con el ridículo pretexto de esas armas, ya sabía yo que era mentira?
Y digo ‘yo’, un tío que no se interesa demasiado por las noticias ni suele leer el periódico. Yo que no soy más inteligente que la media y que no soy norteamericano. Y no solo yo: fuimos millones en manifestarnos en todo el mundo.
Como regla general, creo que es muy importante valorar las noticias que nos ofrecen como si de delincuentes se tratara. En principio se les concede la presunción de inocencia. Luego se contrastan mínimamente. Pero sobre todo – y esta es la que pienso resulta mi aportación más importante – se estudia la motivación, a quién beneficia y porqué.
Pero esto lo dijo el teniente Colombo mucho antes que yo.
jueves, 11 de marzo de 2010
La expedición de los diez mil:
Acabo de leer ‘El tirano’ (Il tiranno, 2004) de Valerio Manfredi. El protagonista es Dionisio de Siracusa, ‘el tirano’ (desde 405 a 367 a. C.) que da título a la novela. Os recomiendo la novela pero no es de ella de la que quiero tratar ahora. En realidad, el asunto es que me ha hecho recordar otra novela de Manfredi: el ejercito perdido (L'armata perduta, 2008).
El nexo entre las dos novelas es la aparición de Jenofonte, el jefe de ese ejercito perdido, precisamente en Siracusa, tan a tiempo como para contarle al Tirano Dionisio la extraordinaria expedición ocurrida unos años antes (en 401 a. C.), que pasaría a la historia como la retirada de los diez mil.
Esta terrible expedición de vuelta desde el corazón del imperio enemigo Persa ocurrió en 401 aC. Habiéndose establecido un periodo de paz entre Atenas y Esparta, Ciro el joven – hermano del emperador de Persia Artajerjes – contrata a los efectivos griegos desocupados para formar un ejército mercenario capaz de derrotar a su hermano. Diez mil griegos marchan a Persia contra Artajerjes pero la confianza lanza a Ciro y sus altos mandos a una muerte segura en la batalla de Cunaxa. El resultado es que el más alto jefe en rango que sobrevive se ve obligado a hacerse cargo de la situación. Y le ha tocado a Jenofonte. Él y sus hombres deciden volver a la madre patria pero la ruta promete ser extremadamente complicada. Son diez mil griegos en pleno corazón de las tierras enemigas de los Persas.
La expedición de los diez mil se convierte entonces en una marcha forzosa a través de 1500 km de tierras hostiles, acosados por las poblaciones semisalvajes y los recelos de los gobernantes de las ciudades a las que piden ayuda: no es fácil alimentar a diez mil hombres.
Esta novela sí que la recomiendo encarecidamente. Pero si queréis abundar en el tema, acudid a la historia original de quién la contó de primera mano por ser su protagonista: Jenofonte describió el embolado que le tocó vivir en su obra Anábasis.
Anábasis es en griego: ana = subida + basis = hacia el interior, subida, expedición hacia el interior para entenderlo mejor.
Si sois reacios a leer batallitas históricas, esta viene avalada por haberse convertido en libro de cabecera de Alejandro Magno más o menos un siglo después en 325 a. C. También es cierto que a Jenofonte le tachan de poco objetivo como historiador. ¿Pero cuántos historiadores se pueden vanagloriar de escribirla en primera persona? Por otra parte a Jenofonte le avala intelectualmente haber sido discípulo de Sócrates de la siguiente manera:
Dicen que habiéndolo encontrado Sócrates en una callejuela, atravesó el báculo y lo detuvo. Preguntóle donde se vendían las cosas comestibles, y habiéndoselo dicho, le preguntó de nuevo: «¿Dónde se forman los hombres buenos y virtuosos?». A lo cual, como Jenofonte no le satisficiese de inmediato, añadió Sócrates: «Sígueme y lo sabrás».