Si habéis hecho bien los deberes, empollándoos el capítulo anterior sobre la teoría ondulatoria (“Diseño de la máquina del tiempo I”), es el momento de aprovechar los conocimientos adquiridos.
Antes de ofreceros el diseño completo, me interesa que hagamos juntos una reflexión:
Partimos de la base que una máquina del tiempo tiene que consistir en un aparato capaz de albergar al menos a un tripulante (en el caso que nos interesa) y que tanto ella (la máquina) como todo lo que incluye (al cronauta) se aparten de la trama temporal inercial (la que definimos como t1, natural, la que estamos viviendo a un segundo por segundo) para “bifurcar” hacia la suya propia (tn al futuro o al pasado).
Nota: Para recordar todos estos parámetros temporales de velocidades de crucero o tiempo alternativos al tiempo "natural" o inercial, os remito al principio de mi blog. Solo tenéis que cambiar ts por tn.
Dicho más sencillamente; la máquina, en su totalidad (incluido el motor), debe poder seguir su propia trama temporal.
Quiero decir que todo lo que incluye la máquina debe poder viajar en el tiempo… incluyendo su modo de propulsión.
A esto es a lo que iba:
¿Os habéis puesto a pensar alguna vez en que un coche no podría funcionar si su motor no le acompañara?
En este caso, entendéis perfectamente que el motor que empuja al coche está incluido en el y que por lo tanto produce el efecto deseado de empujar tanto al vehículo como a si mismo.
Pero en el caso de la máquina temporal no resulta tan sencillo.
El motor, sea cual sea (luego lo definiremos), debe partir del tiempo t1 “natural” o “inercial” (de 1s / s) para acelerar o frenar la máquina temporal.
El problema básico es que el motor se tiene que propulsar asimismo con la máquina si es que quiere mantenerse con ella para seguir propulsándola.
Para abreviar, acoto desde ahora la estructura de ese motor:
Hasta ahora hemos hablado del cronón y de su dualidad onda-corpúsculo. Lo que nos sirve para que la máquina funcione es el aspecto ondulatorio del tiempo. Y para generar una onda, necesitamos una antena.
Aquí tenéis el esquema básico que nos va a servir para los siguientes.
Veis que el diseño de la antena es parecido al de una antena parabólica. Esta es la que genera la onda cronónica.
Los estudios del siglo XXIII dejaron bien claro que esta onda cronónica afecta a todo lo que se le pone por delante.
Como vemos, la zona de influencia de la onda cronónica afecta efectivamente a la cabina del cronomóvil (zona en gris).
Pero surge un problema: Si la cabina del cronomóvil viaja en el tiempo gracias a la influencia de la onda cronónica de la antena, ¿Cómo se mantiene la antena en el mismo tiempo que la cabina si nada la está irradiando a ella misma?
¿Os dais cuenta?: la antena que hemos fabricado en este tiempo nuestro (inercial) produce el campo temporal deseado pero no se ve beneficiada por él.
En pocas palabras: La antena impulsa a la cabina al futuro o al pasado gracias a la onda que genera pero no la acompaña. Y al no acompañarla, lo único que se consigue es que ésta desaparezca un “micromomento” tanto al futuro o al pasado hasta que vuelve a aparecer (del futuro o del pasado donde permanecía hasta nuestro presente) y vuelve a estar bajo el influjo de la antena… y así sucesivamente.
Pensad un poco en ello que no tengo ganas de entrar en detalles.
De hecho, este error de bulto, me trae a la memoria malos recuerdos de los primeros ensayos con el cronomóvil.
Y es que la primera vez que enchufamos la antena, los micro saltos temporales (cronónicos de hecho de ζ = tn / t1 = 1,5548 E-18 s/s1, es decir de millares (1 E+18) de ellos por segundo), las vibraciones fueron tan brutales que se rompió la estructura del cronomóvil hasta el punto de la desintegración.
Para solucionar este problema tuvimos que recurrir a la siguiente solución:
La antena que produce el viaje en el tiempo de la cabina debía viajar a su vez con la cabina gracias a otra antena situada en la propia máquina.
Aquí lo tenéis. Nuestra antena (G2 = Generador 2) sigue conduciendo al cuerpo de nuestro cronomóvil en la autopista del tiempo. Pero ahora, nos aseguramos de que también nos acompaña en el viaje gracias al segundo generador (G1 en este caso). Como veis, el campo cronónico (en gris) abarca toda la estructura de la nave temporal.
Pero queda un escollo:
Hemos de resolver lo que ocurre por encima y por debajo de la nave (el cronomóvil) si no queremos que las ratas del sótano o los pájaros que vuelan encima de la casa donde llevamos a cabo el experimento, nos acompañen de mala manera. ¿Qué no es tan grave? ¿Y qué si hablamos de un avión de pasajeros o de un vagón del metro?
No. Hay que encontrar una solución.
Y me parece que ya la habéis adivinado:
Pues si. Basta con añadir los Rectificadores correspondientes R1 y R2 para contrarrestar el espurio efecto de G1 y G2 por encima y debajo de la nave.
¿Y cómo actúan estos rectificadores?
Para eso os ofrecí la explicación preliminar en el capítulo anterior (Diseño de la máquina del tiempo I):
Esta claro que la antena rectificadora R1 y R2 emiten el mismo tiempo alternativo (no inercial) que G1 y G2 respectivamente solo que en perfecta contrafase por lo que se eliminan completamente.
De ese modo por encima y debajo de la nave nos queda el tiempo:
tn (G1 o 2) + tn (R1 o 2) = SUMA
pero como el tiempo que generan los rectificadores está en contrafase con respecto del de los generadores:
tn (G1 o 2) = - tn (R1 o 2)
Por lo que la SUMA = 0, es decir que el tiempo de G y el de R se anulan por lo que el tiempo resultante es t1, el tiempo "natural" o inercial.
No os sorprendáis con esta conclusión. No confundáis la suma de ondas con la de los dígitos. El factor a tener en cuenta aquí es el de la fase de la onda. Esta hace que, aunque G y R generen una onda efectiva, sus sumas se contrapongan y anulen.
Por eso podéis ver en el esquema como por encima y debajo de la nave se mantiene el tiempo “natural” o inercial, mientras que en los límites de la nave (de R1 a R2) todo se “mueve” a la velocidad del tiempo alternativo tn.
Creo que ya os dais cuenta de que ese tiempo tn es el de crucero al futuro o al pasado. Todo lo que está dentro de su influencia viaja en el tiempo tal y como queríamos para nuestro cronomóvil.
Este es pues el esquema básico de la máquina del tiempo.
Un apunte más. Toda la zona roja viaja en fase (ver lección anterior), la de G2, por lo que el cronauta viaja junto a la cabina sin más problemas.
En cuanto a la zona verde, viaja en otra fase (la que produce G1).
No quiero abrumaros con problemas y detalles pero hay que decir que estas diferencias de fase son las que consiguen que la suma de las ondas que afectan a TODA la nave séan tn (el tiempo o velocidad de crucero).
Para los que queráis investigar un poco más profundamente, tenéis todos los datos necesarios de desfases de cada antena (Generadora o Rectificadora) en el esquema.
Y por fin viene el premio: El esquema ilustrativo de mi cronomóvil: La máquina del tiempo:
H = Cabina
G2 = Generador principal, el que decide tn, la velocidad de crucero (al futuro o al pasado).
G1 = Generador secundario, el que permite que G2 nos acompañe.
R1 = Rectificador de G1. Es el mismo tipo de antena que G1 solo que desfasado 180º
R2 = Rectificador de G2 con el que está desfasado 180º [120º G2 – (-) 60º R2 = 180º]