miércoles, 30 de marzo de 2011

El fuego fatuo

Una de las películas más redondas que conozco se llama “El fuego fatuo”. Incluso el título es el más acertado que se pueda aplicar a una trama fílmica, en este caso la de la brevedad de la vida.

Y es que la historia describe el despertar de un hombre a la realidad de la vida después de superar una cura de desintoxicación alcohólica.

Le Feu Follet fue rodada por Louis Malle en 1963 y me parece perfecta en todos sus aspectos. Salpicada por las lluviosas notas de Éric Satie, envuelven la desazón de Alain Leroy, el protagonista  interpretado a la perfección por Maurice Ronet. Hay que resaltar al otro protagonista de la película: Paris.
El desarrollo del rodaje también se vio afectado por la crudeza de su tema principal: la vida o la muerte. Roger Nimier, el guionista y amigo de Louis Malle murió en un accidente de coche al empezar a rodar el 28 de septiembre de 1962.

Es fácil entender la angustia del descubrimiento. Se puede analizar como si de un sueño se tratara. Uno empieza a beber en la adolescencia por lo que se aparta del entorno y de los cambios que ocurren en él. Por ejemplo el propio crecimiento. Quizás sea precisamente esa una de las razones de volcarse en la bebida por cierto. Pero cuando uno percibe que toca fondo, física y mentalmente, es posible que sea capaz de querer escaparse del falso sueño etílico. Unos lo consiguen y otros no. En este caso, el protagonista lo consigue. Pero tiene ya la treintena y al mirar la vida propia y ajena con la sobria lucidez de la desintoxicación, percibe su vacuidad y miseria. Por cierto que otro impacto de la película es entender cómo percibe Alain Leroy esa nueva realidad a través de la mirada de sus antiguos amigos o de las personas que le rodean. Es casi más duro darte cuenta de que el vacío existencial es universal y afecta a todo ser viviente que si tan solo te afectara a ti.

Podríamos interpretar su percepción tan pesimista como fruto de la depresión post cura. Pero ahí reside la insidia de esta película. Aunque no lleguemos a la conclusión extrema del protagonista, todos entendemos lo que ve y lo que deduce de lo que es en realidad la vida.

Solo que la mayoría, buscamos argumentos en la botella medio llena.

Como decía Rimbaud: Je est un autre, es decir: “Yo” es otro.

Je me tue parce que vous ne m’avez pas aimé, parce que je ne vous ai pas aimés.
Je me tue parce que nos rapports furent lâches, pour resserrer nos rapports. Je laisserai sur vous une tache indélébile.
Le feu follet – Louis Malle - 1963

Me mato porque no me habéis querido, porque no os he querido.
Me mato porque nuestra relación fue cobarde. Para fortificar nuestra relación, dejaré sobre vosotros una mancha imborrable.
El fuego fatuo – Louis Malle – 1963

Notas:

Hay que decir que la película debió incomodar bastante al público francés de los años sesenta. Y es que, aunque obtuvo el Premio Especial del Jurado del Festival de Venecia y fue muy celebrado por la crítica, no obtuvo el refrendo correspondiente en las salas de cine.

La película está basada en la novela homónima de Pierre Drieu La Rochelle que a su vez glosa la vida real de Jacques Rigaut. Este no era alcohólico sino cocaino y heroinómano y vivió (y murió) unos treinta años antes del protagonista del Fuego Fatuo. Pero por lo demás se trata de una adaptación bastante fiel de la novela.
El autor de la novela Pierre Drieu La Rochelle reunía toda la complejidad necesaria para hincar tan perfectamente el diente en la “herida de la vida”. Así es como llamo a los fallos que todos sabemos son inherentes a nuestras vidas y que tratamos de eludir con optimismo, drogas o inconsciencia. Se trata de la herida que lleva a algunos a morir si la miran de frente. Pierre Drieu pertenecía a una familia de derechas, fue herido tres veces en la primera guerra mundial, se casó y se divorció y fue amante de Christiane Renault. Sí. La mujer del fabricante de coches Renault. Durante la segunda guerra mundial se puso del lado de Alemania a pesar de ser admirador del Estalinismo y amigo íntimo de André Malraux. En la liberación rechaza el exilio suicidándose el 15 de marzo de 1945.

Maurice Ronet, el actor protagonista que da vida a Alain Leroy era también director de cine y músico. Estuvo casado con la hija de Charlot, Joséphine Chaplin con la que tuvo un hijo, Julien. Murió de cáncer a los 55 años.

El tema fundamental de la película, el despertar del hombre a la vida adulta (o no), motivaba profundamente al director Louis Malle que acababa de entrar en la treintena. Decía así:
[en français]
ce qui est beau, ce qui est grave, c'est la jeunesse [...] de la jeunesse à la mort, on ne fait que se dégrader, on devient quelque chose de dégoûtant. =
lo que es bello, lo que es grave, es la juventud […] de la juventud hasta la muerte, no hacemos más que degradarnos, nos convertimos en algo repugnante.

4 comentarios:

Amalia dijo...

Y a quién le puede extrañar la falta de éxito de público! No hay nada más deprimente que mirar esas heridas descarnadas. Hay que tener mucho valor o ser muy inconsciente para hacerlo.
Yo creo que no me atrevo :)
Besos

Maryjoe dijo...

Tomo nota

Marc Gasca dijo...

Maryjoe: toma nota pero te advierto que es muy depresiva.

Amélie: ¿La viste?

Maryjoe dijo...

ya vi Amélie, después de 5 años de relación con mi novio al fin la vi, y no me gustó mucho la verdad, yo no la veo para tanto bombo.
Volver a ver París no tiene precio.