Es muy
conveniente descubrir las palabras justas que definen todos los aspectos de
nuestra vida, de su entorno. Esto es algo que tienen muy claro los chicos de
molino de ideas (molinodeideas.es), un lugar de encuentro con esas definiciones
lingüísticas que os aconsejo
encarecidamente.
De molino de
ideas conozco personalmente a Eduardo y a Elena que últimamente han estado
ejerciendo proselitismo acerca de la palabra 'luquete'.
'Luquete' es
precisamente la palabra específica que define lo que siempre hemos denominado
'la rodaja que se echa al refresco'. Proviene sin duda del italiano, de
lucchetto, candado, refiriéndose a que el luquete 'tapa' nuestra bebida al
igual que lo hace el candado con la cerradura.
¿Veis lo
útil que resulta tener una palabra para un concepto tan claro y sin embargo tan
mal definido?¿No es mejor decir 'luquete' que no 'una rodaja alimonada en mi
refresco'?
Pues bien.
En esta entrada no tenía intención de hablar de luquetes sino de lo que pone en
el título: de los tontos tan tontos que ni siquiera son conscientes de que lo son. Incluso al contrario, piensan
que son muy listos.
Este tipo de
gente, que todos tenemos alrededor, suele tener la virtud de sacarnos de
quicio. Son aquellos que detectas enseguida por su bajo nivel cultural y su
genuina estulticia pero que se permiten darte clases magistrales acerca de
cualquiera de los temas sobre los que no tienen ni idea.
Y como son
tontos, piensan que no lo son.
Y aquí es
cuando justifico el principio de mi entrada: sí. Lo del luquete que tan bien
define un objeto concreto al que, hasta ahora, no poníamos nombre.
Sabed, amigos, que un
tonto tan tonto que se cree listo es una persona que padece el efecto Dunning-Kruger.
Copio y pego
la definición que encontré en la wiki:
El efecto
Dunning-Kruger es un sesgo cognitivo, según el cual los individuos
con escasa habilidad o conocimientos sufren de un efecto de superioridad
ilusorio, considerándose más inteligentes que otras personas más preparadas,
incorrectamente midiendo su habilidad por encima de lo real. Este sesgo, es
atribuido a una inhabilidad meta-cognitiva del sujeto de reconocer su propia
ineptitud. Debido a que su habilidad real debilitaría su propia confianza, ya
que los individuos competentes asumen, falsamente, que otros tienen una
capacidad o conocimiento equivalente al suyo.
David
Dunning y Justin Kruger de la Universidad de Cornell concluyeron: «La
mala medición del incompetente se debe a un error sobre sí mismo, mientras que
la mala medición del competente se debe a un error acerca de los demás»
No me digáis
que 'Efecto Dunning-Kruger' es a 'tonto
que se cree listo' no es lo que 'luquete'
a 'rodaja de limonáceo'.